HIGIENE: un punto muy importante en el tratamiento de la acné es la limpieza profunda de la piel. Se aconseja lavar las zonas afectadas dos veces al día, con agua tibia y jabón, gel neutro o con antiséptico, y secar, sin frotar, de forma suave. Es mejor evitar productos irritantes o esponjas y, en los varones, disminuir la frecuencia de los afeitados. Lavarse la cara después de hacer ejercicios físicos.

COMIDAS: en principio, no debemos suprimir ningún tipo de alimento, ya que no se ha demostrado que éstos influyan sobre el acné. Algunas personas observan que determinados alimentos les reactivan el acné; entonces, sí se les aconseja que los eviten. Habitualmente son derivados del cacao, fritos, productos lácteos ricos en grasa (leche entera, quesos curados), derivados del cerdo, picantes, pizzas, hamburguesas, frutos secos…

COSMÉTICA: solamente usarla en el caso de que sea necesario. Hay que evitar los productos comedogénicos (que causan o empeoran las lesiones del acné) y usar productos libres de aceite.

NO ES ACONSEJABLE: realizar limpiezas de cutis en la fase aguda, ni ningún tipo de peeling caseros. Tampoco, por supuesto, manipular las lesiones por el riesgo de padecer cicatrices permanentes.

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