Josep lo tiene todo: juventud, salud, atractivo, simpatía, un puesto importante en una cadena hotelera, una novia a la que adora…
Una vida aparente “normal” y sin problemas de la que sin embargo Josep era incapaz de disfrutar hasta hace sólo unos meses. Y es que hasta entonces había convivido con un problema que frenaba su naturalidad, afectaba a su vida social y laboral y le hacía estar siempre alerta. Un problema que puede parecer muy simple pero que le llegó a provocar una gran ansiedad: la hiperhidrosis. Se trata de un exceso exagerado de sudoración en axilas y manos. En su caso, a prueba de antitranspirantes, medicamentos y remedios naturales que a lo largo de años había ido probando.

Día a día y con resignación Josep había aprendido a disimular su sudoración y a convivir con ella. Pero el problema estaba siempre ahí… En las reuniones de trabajo no se atrevía a separar los brazos de las axilas por miedo a las manchas, dar la mano se había convertido en algo incómodo que incluso evitaba (con la extrañeza de los demás) y siempre llevaba consigo una muda de camisa. Por no hablar de la inseguridad que le provocaba tal sudoración en las relaciones de pareja…

Pero todo eso terminó cuando, tras leer un artículo sobre la eficacia del tratamiento con neuromoduladores, decidió acudir a la clínica.
Y, aunque algo escéptico, se sometió al tratamiento de neuromoduladores. Hoy, 5 meses después (lo que dura aproximadamente su efecto) ha vuelto a la consulta, esta vez convencido, para repetirlo. Las palmas de sus manos han respondido con satisfacción a este tratamiento que define como milagroso. “Me ha cambiado la vida. O al menos la calidad de vida y la forma de afrontarla: con seguridad, relajado, sin complejos…”

Al doctor le ha bastado un gesto para constatarlo: el fuerte y exagerado apretón de manos con el que Josep (hoy sí) le ha saludado…

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