La toxina botulínica de tipo A es una proteína natural altamente purificada que se utiliza en medicina estética para mejorar las arrugas de expresión facial de manera temporal.
Se aconseja comenzar con el tratamiento antes de la aparición de las arrugas, para prevenir y retrasar su aparición. No se trata de una sustancia de relleno, y por tanto, no aporta volumen. Conseguimos un aspecto relajado y natural gracias a la paralización del músculo, lo cual impide la formación de las arrugas. El tratamiento puede realizarse cada 4-6 meses, es indoloro y la sesión puede durar 30 minutos. Los efectos del tratamiento empiezan a notarse tras las 48 horas y hasta los 10 días continúa haciendo efecto.
La toxina botulínica no solo se utiliza en medicina estética, oftalmólogos y neurólogos también hacen uso de este potente medicamento. Se aplica para tratar hiperhidrosis, bruxismo, estrabismo e incluso parálisis cerebral.
Es un tratamiento muy seguro, siempre y cuando lo aplique un profesional cualificado y en un centro médico con autorización sanitaria. No requiere ningún cuidado previo, pero no conviene masajear ni aplicar presión en la zona tratada durante varias horas.
Es un tratamiento poco doloroso y que no requiere crema anestésica ni baja laboral.
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