Durante los últimos años hemos podido observar que los productos sin gluten se han convertido en una tendencia.
En muchos artículos de supermercado podemos encontrar el símbolo de “alimento libre de gluten”, como si fuera mejor o más saludable; pero si nos paramos a analizar qué tipo de alimentos suele tener la versión “sin gluten” veremos que la mayoría son ultraprocesados: bollería, galletas, masas, dulces, etc. Alimentos que necesitan un reclamo para pasar como sanos en las conciencias de los consumidores.
Sí es cierto que la sensibilidad al gluten es real. Hay muchos casos en los que, a pesar de no padecer celiaquía, el gluten no sienta bien. Y es que son muchas las personas a las que no se la ha diagnosticado dicha sensibilidad (se estima que se trata de un 6-7% de la población).
De todas formas, si no se padece ningún tipo de intolerancia al mismo, no tiene por qué afectar a nuestro bienestar. Hay muchos casos de personas que han mejorado mucho en salud por el hecho de haber decidido dejar de consumir gluten, pero en la mayoría de casos, lo que les hace mejorar es que, como consecuencia, dejan de comer los ultraprocesados que comentábamos anteriormente.
Ahora bien, lo mejor, en cualquier caso, es mantener una dieta a base de materias primas; es decir, alimentos a los que no les tengan que eliminar el gluten, como frutas, verduras, pescados, legumbres, huevos, semillas y un largo etcétera de productos naturales y sin procesar que no necesitan ser etiquetados como productos sin gluten porque directamente están exentos de él.