Cristina es simpática, juvenil y ya ha cumplido los cincuenta. Pero son muchos menos los años que aparenta, gracias a su naturalidad y la suerte de tener un cutis que le ha permitido siempre mirarse al espejo sin ningún complejo.

Tiene pareja, trabajo estable y afición por la fotografía, a pesar de su fobia exagerada a salir en las fotos.

Como siempre, ha llegado puntual a la Clínica del Doctor Morano, pero no para una cita: Cristina trabaja aquí… en la recepción. Un trabajo de cara al público que le encanta y para el que tiene madera, paciencia y sonrisas de sobra.

A pesar de que la recepción es un desfile contínuo de personas que de una u otra manera mejoran su aspecto, ella no es de las que se dejan impresionar ni sucumbir por tratamientos novedosos cuyos resultados es la primera en comprobar… Pero sí hay uno al que no se ha podido resistir. Uno que se hizo hace dos semanas y cuyo resultado, casi inmediato, resume en 2 palabras: “¡Tengo cuello!”.

Y es que como ahora reconoce, los jerseys de cuello alto y los pañuelos que lucía con tanta gracia, escondían un pequeño complejo que había crecido en los últimos años: la “papada”.

Le bastó ver los resultados de la intervención en dos pacientes para tomar una decisión inmediata. Y “dit i fet”: se realizó un lipoláser. Un par de tiritas y unos días de collarín después… ¡voilà! Su óvalo está mucho más definido y su cuello ya no tiene grasa. La gargantilla que hoy luce delata su satisfacción, pero más aún, la desaparición fulminante de la fobia a las fotografías. Para muestra, la que acompaña este relato… No sólo accedió encantada sino que por su comentario, parece que le supo a poco “¿Me haces un book?”.

Tratamiento: Lipoláser