Catalina tiene 37 años, un bebé de siete meses y un anillo de pedida en su dedo anular izquierdo. Y hoy ha llegado a la consulta con el que, en breve, será su marido.

La semana pasada Catalina terminó un tratamiento de Aqualix complementado con mesoterapia, presoterapia y cavitación. Un combinado perfecto y personalizado que ha terminado de forma fulminante con el antiestético “michelín” que se había instalado en su cintura después del parto y que además de ser molesto y difícil de eliminar “era incompatible –comenta Catalina– con cualquier vestido de novia”.

Hoy, por tanto, no tendría que estar en la consulta, pues está encantada con su cintura, con el vestido de novia que ya aguarda en su armario y con los resultados de un tratamiento que no le ha supuesto más molestias que llevar una simple faja durante el proceso.

Sin embargo, lo que le ha traído de nuevo es un efecto secundario con el que no contaba: ¡la reacción de su novio! Y es que, ni corto ni perezoso, e impresionado por el resultado de Catalina, ha decidido hacer lo mismo y poner solución al “michelín” que también envuelve su cintura.

Y aquí está, a su lado. Él espera ansioso la cita con el doctor. A ella, sorprendida aún por una coquetería que desconocía, le gusta pensar que, en el fondo, es una muestra de amor. Y como tal, ya le parece suficiente. Le coge de la mano y le dice algo al oído a lo que él responde sin dudar “¡Sí, quiero… claro que quiero!“.

Tratamientos: Aqualix, mesoterapia, termoterapia, cavitación.

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