Ya sabéis lo importante que es comer fruta cada día. Una opción puede ser la fruta deshidratada. Son frutas frescas y tiernas en su origen las cuales han sido sometidas a un proceso de secado (la deshidratación) dando paso a lo que conocemos como frutos o frutas secas. No los debemos confundir con los frutos con cáscara que son secos por naturaleza como por ejemplo las avellanas, las almendras o los piñones. La deshidratación aumenta el periodo comestible (vida útil del alimento) e inhibe la proliferación de los microorganismos.
La fruta deshidratada se mantiene durante más tiempo conservando la mayoría de nutrientes y ofreciéndonos una manera muy cómoda y práctica para diversificar nuestra alimentación. Contiene una gran variedad de nutrientes esenciales entre los que destacan sustancias antioxidantes, fibra soluble y vitaminas. Las frutas deshidratadas si bien poseen más azúcares naturales y más calorías por cada 100 gramos que una fruta fresca, también concentran buenos nutrientes que pueden favorecer nuestra dieta y el cuidado de la salud. Como siempre lo suyo es consumirlas con moderación, unos 35-45 gramos al día (dependiendo de cada caso particular).
En el caso de los frutos secos también se recomienda comer cada día. Son unos de los alimentoas más saludables que existen. Consumirlos de forma regular nos ayuda, entre otras cosas, a prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, a mejorar el aparato circulatorio, son alimentos energéticos que nos aportan proteínas, vitaminas, minerales, grasas buenas… Pero como todos los alimentos hay que comerlos con moderación. Lo suyo es consumir unos 30 gramos al día. Lo suyo es consumirlos crudos para poder beneficiarnos de todos los nutrientes, ya que de esta forma conservan intactas sus propiedades.