El llamado fotoenvejecimiento actínico o extrínseco, el causado por el daño solar, o por la exposición a los rayos ultravioleta, es causa de numerosas imperfecciones estéticas y de los cambios en la piel asociados a la edad, pero sobre todo también tiene una importante relación con el desarrollo de tumores cutáneos, benignos e incluso malignos.
Buscando prevenir esas circunstancias, desde la Sociedad Española de Medicina estética, pensamos que después del verano es el momento de realizar algunas acciones para nutrir y reforzar las defensa del tejido cutáneo. Recordar que ya antes del verano proponíamos los cuidados necesarios para el disfrute del ocio en la playa, con las cremas protectoras, los complejos vitamínicos y nutritivos, la alimentación sana y equilibrada, con fruta y verduras en abundancia, reposición de líquidos, ejercicios suaves y mantenidos, etc.
Pues bien, ha llegado la hora de la reparación.
El fotoenvejecimiento cronológico intrínseco, por la edad, es fisiológico e inevitable, (y poco podemos hacer en su prevención, pero si en su tratamiento), pero se ve acentuado por el fotoenvejecimiento actínico, o extrínseco, que es aquel que viene derivado, no únicamente por tomar el sol, sino por los excesos alimenticios, el exceso de ejercicio, el tabaco, el insomnio, etc. Es cuando aún a temprana edad pueden aparecer los primeros signos del envejecimiento, tales coma las manchas solares, los léntigos, los capilares, las queratosis, las arrugas… y pueden aparecer en la cara, cuello, escote, en las manos… Todos estos signos, benignos todos, deben ser tratados, y sobretodo controlados, para evitar su degeneración en problemas de mayor importancia.
La piel es el órgano de mayor tamaño del cuerpo, nos permite relacionarnos con el medio ambiente, nos permite sentir, regular el calor y es la protección del organismo. El envejecimiento es algo natural y existencial, pero mantener el cuidado y la lucha contra ese envejecimiento es luchar por la protección del mayor órgano defensivo que podemos disponer.
Luchar contra el envejecimiento y por mantener un aspecto jovial, es lo mismo que luchar por mantener la salud y el bienestar.
Desde la SEME queremos recordar algunos hábitos fundamentales:
– Consumir frutas y verduras, que son fuente importante de antioxidantes, que van a detener la acción de los radicales libres causante de la oxidación de los tejidos. Los alimentos más ricos en antioxidantes son, las naranjas, kiwi, fresas, piña, espinacas, brócoli, zanahorias, entre otros.
– Uso de filtros solares, tanto en cremas o geles, como en comprimidos, y haga sol o esté nublado. Incluso recomendamos el uso de pamela, gorros, sombreros…
– Ingerir suficientes líquidos, principalmente agua.
– Ejercicio físico suave.
– Evitar el consumo de tabaco y limitar el alcohol.
– Tener el hábito de mantener una buena higiene de la piel, con el uso de cremas adecuadas a cada tipo de piel. (La más cara no tiene porque ser la mejor y sobretodo la más cara quizá no es la más adecuada para todos los tipos de piel).
Pero no debemos olvidar que cuando el envejecimiento se ha instaurado podemos hacer tratamientos para enlentecer su avance. Hoy en día los avances tecnológicos nos ayudan a tener una aspecto mucho mas jovial y saludable que hace unos años. Tan solo unas décadas atrás una persona de 70 años, era considerada “vieja”, actualmente ha cambiado totalmente esa percepción.
Los tratamientos que aconsejamos desde las consultas de medicina estética, hacen que la piel se mantenga, firme, sana, nutrida… porque intentamos mantener las condiciones fisiológicas de la piel, y eso hace como hemos explicado anteriormente, que la defensa del organismo perdure, lo cual previene la aparición de tumores, melanomas, etc.
Un resumen de esos tratamientos que podemos aconsejar serían:
– REVITALIAZACIÓN FACIAL, MEDIANTE ADMINISTRACIÓN DE VITAMINAS INTRADÉRMICAS O PLASMA AUTÓLOGO,
– Láseres de LUZ PULSADA, láseres FRACCIONADOS.
– RADIOFRECUENCIA de efecto tensor.
– luces leds.
– Peelings.
– Infiltraciones de toxina botulínica, ácido hialurónico o hiodroxiapatita cálcica.
– Hilos tensores.
Dr Morano