Elaboración: pon a calentar en una olla el aceite de coco y añade la cebolla. Dora a fuego medio unos minutos o hasta que veas que está translucida. Añade los guisantes y el calabacín trozeado. Dora unos minutos y añade el caldo vegetal y la pimienta. Pon en tu batidora, la menta, la espinacas, la cáscara de medio limón y añade el resto de ingredientes. Licúa todo hasta cremoso. Pon en una botella o frasco y deja enfriar. Una vez enfriado, guarda en la nevera.
Pon a calentar en una sartén un poco de aceite de oliva, añade el pimentón ahumado, el tamari y las semillas de girasol. Tuesta unos 5-8 minutos vigilando que no se quemen. Sirve la crema fría, con un poco de kéfir o queso de cabra, semillas de girasol y semillas de cáñamo.
Un truco (para ahorrar tiempo): lleva a la oficina la crema en un tarro de cristal (o Mason Jar) y ponle los toppins en el último momento. Puedes acompañar la crema de una tostada con aguacate.
Bon profit!
Fuente vogue