Paola es madre de tres hijos, deportista y auxiliar de enfermería en la Clínica del doctor Morano. Mujer fuerte y de carácter, no le importa madrugar para hacer deporte antes de llevar a los niños al colegio e irse a trabajar. Tiene energía de sobra para afrontar diariamente trabajo, coles, casa, deberes, gimnasio… Pero hay una cosa con la que hasta hace poco no podía. Algo que la dejaba “fuera de combate” frecuentemente: las migrañas. Inoportunas y dolorosas, aparecían cuando menos lo esperaba y sin encontrar ningún remedio eficaz.
Y eso que a lo largo de los años había probado fármacos, remedios naturales, medicinas alternativas, meditación, flores de Bach, infusiones… ¡todo!
Hasta que de repente, sin ninguna causa aparente, desaparecieron. Sin más, sin explicación, sin medicación… y sin haber hecho ningún cambio de estilo de vida que pudiera justificarlo. Y ya hace más
de 6 meses…
Repasando mentalmente qué hábitos habían cambiado en su vida desde entonces, no encontraba ninguno. Fue el doctor quien al escucharla dio con la respuesta de inmediato: “tu coquetería”. Y acertó. Resulta que meses atrás, Paola decidió “regalarse” un tratamiento de toxina botulínica para atenuar las pequeñas arrugas de expresión (que ella achaca en gran parte, a sus dolores de cabeza, cómo no) sin saber que ese gesto, además de borrarle arruguitas, le iba a borrar sus migrañas. Como dice el doctor “son muchos los tratamientos de la toxina botulínica que los pacientes desconocen y que van más allá de los resultados estéticos, como la hiperhidrosis o el bruxismo”.
Hoy, a punto de inyectarse su segunda sesión de toxina botulínica, está doblemente feliz: su coquetería le ha cambiado la vida.
Tratamiento: toxina botulínica