Ángela tiene 67 años, ha sido empresaria y ahora está jubilada. Tiene 4 hijos, 7 nietos y un grupo entrañable de amigas “de las de toda la vida”. Un día a la semana, los jueves, se reúne con ellas para tomar un té. En el mismo sitio, a la misma hora y con la misma intención: pasar el rato, repasar las últimas fotos de sus nietos y ponerse al día sobre los cotilleos de la prensa rosa. Comentan bodas, rupturas y demás, y repasan los looks de las “famosas”. El retoque de una, la operación de la otra… No se quedan cortas en sus duros comentarios sobre los abusos de los retoques de… ¡casi todas! Los reales y los que son fruto de Photoshop. ¡Y hay que ver las risas que se echan!

Es un secreto a voces que Ángela y sus amigas se cuidan. Y aunque asumen el paso del tiempo, son coquetas por naturaleza. Van a la peluquería, se hacen la manicura, practican pilates… Pero ninguna de ellas ha hecho jamás un comentario sobre sus propios “retoques”. Es un tema tabú del que evitan hablar, aún sabiendo, cada una, que las demás lucen peelings, vitaminas, rellenos e incluso toxina botulínica. Y todas de una forma natural y sutil. Como dice Ángela “Es nuestro secreto a voces. Una vez incluso nos cruzamos María y yo en la consulta del doctor, pero ninguna comentamos nada del tema” (se ríe).

Hoy es jueves y son las 18.00h, la hora del té semanal, pero Ángela está en la consulta del doctor, por lo que decide enviar un whassap al grupo avisando que llegará tarde. Hoy sí: “Chicas, empezad sin mi. Tengo cita con el Doctor Morano: hoy toca relleno e inyección de vitaminas!” Sonríe imaginando las caras (retocadas, eso sí, en su justa medida) de sus amigas…