10 de Febrero de 2012

Piensas en una persona que hace años que no ves… y te la cruzas por la calle al día siguiente. Te has decidido a comprarte un coche y de repente lo ves por todas partes… ¡y del mismo color!
Te compras un vestido para una boda y aparece otra invitada con el mismo que te da la noche (aunque no haya sabido combinar bien los zapatos). Descubres una canción de esas que te gustaría haber escrito tú y de repente te persigue allá donde vayas (aunque el disco tenga 20 años). Y vas a uno de tus restaurantes preferidos a comer (estar a dieta no está reñido con poder disfrutar de la comida) y resulta que el chef del mismo (una persona abierta y amigable que siempre termina uniéndose a la sobremesa) nos cuenta, entre anécdota y anécdota, que es amigo y (ex)paciente del mismo doctor que me está “poniendo a punto”, el doctor Morano.

Aunque digan que las casualidades no existen, todas estas situaciones y muchas más, ocurren a menudo. Y casi siempre para bien, como en el caso del chef, Jorge Salazar. En esta ocasión (que fue hace varios días) aproveché para que me contara su experiencia y me contagiara un poco de su fuerza de voluntad, pues aunque mi objetivo sea perder 8 quilos y el suyo fuera 23… los hábitos a seguir son los mismos. Y el punto de vista de una persona que, a pesar de pasarse el día entre fogones y rodeado de deliciosa comida asturiana, es capaz de seguir la dieta y adelgazar más de 20 kilos en 6 meses, da ánimos a cualquiera. Me contó que hacía mucho deporte hasta antes de tener un grave accidente. Y que el largo tiempo de reposo más el hecho de no hacer deporte, se tradujo en un aumento considerable de peso (¡112 quilos!).

Me contó también cómo conoció al doctor Morano cuando éste regentaba su restaurante de Alcúdia y la amistad que desde entonces les une… y que le animó a perder el peso gracias a la dieta disociada y a los tratamientos que siguió, como la mesoterapia y la presoterapia (de los que yo ya he podido apreciar sus virtudes).

Se le veía tan feliz y orgulloso de contarlo que le enseñé mi diario y le prometí que le dedicaría una página. E incluso me envió varias fotos para que las pusiera (la primera es de antes de la dieta).

“Lo más importante –me recalcó–, es lo bien que me siento con 20 quilos menos… mi peso ideal. Ya no por la estética (pues al ser una persona de costitución fuerte, antes de la dieta tampoco aparentaba el peso que tenía) sino porque me siento mucho máságily con más energía”.

Con todo esto… qué menos que dedicarle una de estas páginas. Cada vez que se me ocurra “pecar”, releeré este ejemplo de paciente aplicado. Y advierto que “pecar” de gula en su restaurante es muy fácil… Tanto como comer bien si lo que se quierees, como en mi caso, perder peso. La parrillada de verduras y la merluza deBurela a la sidra están para morirse.

Y eso si que no es por casualidad… ¡es puro talento!

A la izquierda, Jorge antes de adelgazar 23 quilos. A la derecha, después, en su restaurante “Raspa Santa”