España es el país pionero en el mundo en la concienciación de la protección solar, según estadísticas el 86% se protege frente a las exposiciones intensas frente al sol.
El problema es que muchas veces no lo hacemos de forma correcta. Tres son los fallos que cometemos habitualmente y de forma generalizada: no aplicar la cantidad suficiente de producto, no aplicarlo con la frecuencia correcta, y no elegir el protector más adecuado para el tipo de piel.
Hay que conocer que es el SPF, factor de protección solar. Éstas tres letras con su número, lo que nos indican es el tiempo que el cosmético protege la piel contra los rayos ultravioleta, y cuyo poder se puede medir, multiplicándolo por el tiempo, en minutos que uno tarda en quemarse la piel. Por ejemplo, si la piel se enrojece después de 5 minutos al sol sin ningún tipo de protección, un SPF 30 mantendría la dermis a salvo durante 150 minutos. Así y todo lo recomendable es aplicar la protección cada dos horas como máximo, ya que el sudor, el baño, la toalla, pueden disminuir la acción protectora.
La cantidad que pongamos también es importante para conseguir una buena protección. Hay que ser generosos. Teóricamente la cantidad debe ser de 2 miligramos por centímetro cuadrado, pero si sobrepasamos esa cantidad mayor protección tendremos.
La aplicación debe ser uniforme, sobre piel limpia y seca, y al menos media hora antes de exponerse al sol. Y no solo cuando vamos a la playa o ala piscina, también cuando paseamos al sol, navegamos, paseamos en bicicleta o moto. En cuanto a las presentaciones del producto, pueden ser en loción, gel, cremas, y con color o sin color. En este caso habrá que elegir la mas apropiada a cada tipo de piel.